Pilas en el jardín

Pilas, más pilas.
Han aparecido ocho mil kilos de pilas
enterrados ilegalmente
en la tierra de un patio de una casa unifamiliar
en las afueras de la ciudad.

¿Cuánto pueden ocupar ocho mil kilos de pilas?
Bien, nuestros patios
hasta arriba de pilas,
tráelas, tráelas todas, aquí, al jardín.

Está bien, necesito toda esa energía.

En esta urbanización
hay 237 casas como esa, con sus 237 patios,
y allí, enterrados
en cada uno de esos patios
hay miles de kilos de pilas ilegales.

Necesitamos toda esa energía,
toda esa energía ilegal.

Nuestro suelo es radiante,
nuestra arena está podrida de fuerza y ganas.

Pilas, más pilas,
palas radiantes, caras brillantes,
chándals, zinc y carbono,
trabajos nocturnos, marcha suburbial.

Hay tardes aburridas en las que
si miras con atención
puedes ver el leve latido
en cada patio de atrás,

vamos, pon en el suelo tu mejilla
túmbate, siente el palpitar,
mira nuestros patios traseros crepitar
como burbujas en una olla.

Qué vienes a contarme,
en otras urbanizaciones
esconderéis armas de repetición,
o cuerpos mutilados,
a saber qué encontramos
si vamos ahora y excavamos
vuestros aburridos jardines.

Qué vienes a contarnos,
amamos nuestro barrio,
nuestra gente, nuestro vecindario,
nos queremos y nos adoramos
y necesitamos
toda esta energía,

toda, toda esta energía.

Pilas, más pilas,
palas radiantes, caras brillantes,
chándals, zinc y carbono,
trabajos nocturnos, marcha suburbial.

Pilas, y más pilas,

bocadillos de mantequilla para los niños,
y pilas en el jardín.